Es una cirugía estética que se utiliza para disminuir o aumentar el tamaño de la nariz, modificar su forma y mejorar trastornos de obstrucción del aire. Esta intervención puede incluir la septoplastia, que corrige el tabique nasal, y la septorinoplastia, que combina ambas técnicas. Dado que la nariz es el elemento central de la cara, su forma afecta la armonía del rostro en su conjunto, por lo que es esencial considerar su relación con otras estructuras faciales, como el maxilar y la mandíbula.
Con la rinoplastia, se pueden realizar diversas modificaciones, como adelgazar la punta, rectificar o aumentar el dorso, ajustar los ángulos en relación con la frente o el labio superior, y corregir las narinas. En cuanto al tabique, se pueden mejorar irregularidades que afectan la respiración y tratar los cornetes.
la cirugía
se realiza generalmente bajo anestesia general, aunque en algunos casos se puede optar por anestesia local, especialmente para la cirugía de la punta nasal.
Las incisiones se realizan dentro de la nariz o en la columna nasal, permitiendo modificar la estructura ósea y cartilaginosa. La intervención suele ser ambulatoria y dura entre 2 y 4 horas, dependiendo del caso. Además, puede combinarse con procedimientos en los maxilares o la colocación de prótesis de mentón
Antes de la cirugía
La evaluación prequirúrgica es fundamental y depende de las características étnicas del paciente. El cirujano plástico examinará la proyección de la nariz, la punta, posibles desviaciones y la posición del tabique, así como la relación de la nariz con el rostro en términos de proporciones. A menudo, se solicita un perfilograma (radiografía facial) para medir y analizar la relación con el maxilar superior, la mandíbula y el mentón.
Es crucial que reflexione sobre sus expectativas y las discuta con su cirujano, ya que hay características estructurales y de piel que son únicas para cada individuo y que no se pueden modificar con la cirugía. Su cirujano le orientará sobre las mejores opciones, alternativas, limitaciones, riesgos y cuidados necesarios. Además, debe informar a su cirujano sobre cualquier medicamento que esté tomando, así como sobre enfermedades, traumas faciales o cirugías previas que puedan influir en el procedimiento. Si es hipertenso, la cirugía puede realizarse siempre que la condición esté controlada. Es importante suspender medicamentos que aumenten el sangrado, como aspirina, antiinflamatorios, vitamina E y otros suplementos naturales. Los fumadores deben dejar de fumar al menos dos semanas antes de la cirugía para evitar complicaciones. El día de la cirugía, no aplique maquillaje y tome solo los medicamentos indicados por el anestesiólogo.
Después de la cirugía
Tras la cirugía, es común salir con las fosas nasales taponadas, lo que requerirá respirar por la boca. La hinchazón facial puede aumentar durante los primeros cuatro días y luego disminuir gradualmente. Es importante cuidar los vendajes colocados por su cirujano y evitar mojarlos o moverlos. Un ligero sangrado por las fosas nasales es normal; sin embargo, si persiste, debe consultar a su cirujano.
Se recomienda humectar los tapones nasales con solución salina para facilitar su retiro. Si necesita estornudar, hágalo con la boca abierta para evitar presión en la nariz. Durante el primer día, guarde reposo con la cabecera elevada y evite tocarse la nariz o quitarse los vendajes, ya que esto podría comprometer el resultado de la cirugía. Su cirujano determinará el tiempo de uso de los vendajes y los tapones, que generalmente se retiran entre 1 y 6 días después de la cirugía. Es fundamental evitar la exposición al sol durante seis semanas y usar protector solar durante 3 a 6 meses. Podrá retomar sus actividades cotidianas entre 1 y 2 semanas después del procedimiento, pero debe evitar actividades físicas intensas durante 2 a 3 semanas para prevenir sangrados o traumas nasales que puedan afectar el resultado. Los deportes de contacto deben evitarse durante al menos los primeros 3 meses.